La pareja

El desarrollo personal a través de la pareja

Cuando se trata de relaciones de pareja (no hablo desde el ejemplo porque no soy ejemplo para nadie, HABLO DESDE EL CAMINO RECORRIDO, y desde mi experiencia), la nueva  propuesta es:

“Empezar a pensar la pareja desde otro lugar, del lugar de lo posible y no de lo ideal”.


Por eso es que vamos intentar ver los conflictos no solo como un camino para superar mis barreras y poder acercarme así al otro, sino también cómo un camino para encontrarme con mi compañero y, por supuesto, a partir de lo dicho, como un camino para producir el transformador encuentro conmigo mismo.


Estar en pareja ayuda a nuestro crecimiento personal. A ser mejores personas, a conocernos más. La relación suma, por eso vale la pena… vale el dolor con el que tendremos que enfrentarnos. Y todo eso es valioso porque cuando lo atravesamos, ya no somos los mismos, hemos crecido, somos más conscientes, nos sentimos más plenos.
La pareja no nos salva de nada, no debería.  Muchas personas buscan pareja como medio para resolver sus problemas. Creen que una relación íntima los va a curar de sus angustias, de su aburrimiento, de su falta de sentido.

Cuando elijo a alguien como pareja con estas expectativas, termino inevitablemente odiando a esa persona que no me da lo que yo esperaba… ¿Y después? Después quizá busque a otra, y a otra, y a otra… o tal vez decida pasarme la vida quejándome de mi suerte.


En vez de buscar refugio en una relación, podríamos aceptar su poder de despertarnos en aquellas zonas en que estamos dormidos y donde evitamos el contacto desnudo y directo con la vida.
Para que nuestras relaciones prosperen, es menester que veamos de otra manera, como una serie de oportunidades para ampliar nuestra conciencia, descubrir una verdad más profunda y volvernos humanos en un sentido más pleno.

Cuando esto sucede y no necesitas de otro para sobrevivir, seguramente vas a encontrar a alguien completo con quien compartir lo que tienes y en ese momento hacer el cambio del «YO» a «NOSOTROS».

NO LA SALVACIÓN, SINO EL ENCUENTRO… ese es, según yo, el sentido de la pareja.