TÚ Y YO NOS CONOCEMOS

El Mal

Hoy en día, en este nuevo despertar de consciencia, la Psicología, el Coaching, los facilitadores y capacitadores, los terapeutas, enfocan y encaminan todos sus esfuerzos hacia la enseñanza de creencias idealistas y de una conducta que la gente sabe en el fondo de su corazón que no puede observar. Esas ideas son predicadas por personas que saben que ellos mismos nunca han vivido de acuerdo con esos elevados ideales y que nunca lo harán. Aún más, nadie nunca cuestiona la validez de esas enseñanzas y no desarrollan el pensamiento crítico constructivo observando su propia oscuridad.

Yo he hecho cosas que son moralmente reprobables y tengo fuertes sospechas de que tú también las has hecho. Todos tenemos fallas en nuestro carácter, todos somos más o menos egocéntricos, egoístas y mezquinos. Y estas fallas del carácter me han llevado, en muchas ocasiones, a un comportamiento opuesto al amor, a ser celoso, rencoroso, manipulador, mentiroso y a actuar de maneras que sólo empeoran las situaciones donde me encuentro, perdiendo mi verdadero poder, pero… ¿Eso me hace malo?

Tú y yo seguramente no somos malos por completo, pero sí tenemos el mal dentro de nosotros. Así pues, la palabra «mal» puede describir un rango de comportamiento no aceptado.

Si puedo aceptar ese nivel de responsabilidad (que no soy sólo la víctima del mal que hay en el mundo, sino, en mi pequeña escala, un iniciador de negatividad) entonces ¿Qué puedo hacer al respecto? ¿Cómo puedo actuar para transformar el mal que hay dentro de mí?

La gran mayoría de las transmisiones espirituales de hoy día, o del material canalizado, se enfoca hacia la bondad esencial de los seres humanos, hacia nuestra naturaleza Divina. Y ese es un mensaje valioso en nuestro tiempo, pero…

¿Qué debemos hacer con nuestro lado oscuro?

¿De dónde viene, por qué es tan difícil de tratar, cómo haremos para lidiar con él?

Creo que podemos encontrar alguna forma del mal en el corazón de todos los seres humanos, que no se le debe temer ni negar, y así y solo así, podamos ver nuestro «lado oscuro» con claridad, para que podamos comprender sus raíces y sus causas, y, lo más importante, para que podamos transformarlo. El resultado será paz en el corazón humano y sólo una vez que ésta sea alcanzada podremos tenerla en la Tierra y habremos alcanzado la felicidad.

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